En cada laboratorio del pensamiento, convergen todas las herramientas de la didáctica crítica, de la pedagogía del oprimido, de la educación popular, del involucramiento comunitario con la realidad concreta tocada por la racionalidad del fin de la historia y la subalternización del ser humano. Pero también se estimulan los sentidos de la creación y resistencia propositiva para la resolución de conflictos, desde la cosmovisión de la biodiversidad, de lo colectivo, del respeto a la Pachamama y sus interrelaciones con la diversidad cultural.
Es el espacio para el permitirse pensar en otro mundo posible, en la utopía necesaria, en opciones múltiples y dialógicas en esa fricción: Estado-comunidad-cultura-sociedad-poder-poder popular.
Es el espacio donde se ejerce la operacionalización y sistematización de lo investigado. Su selección, priorización, jerarquización, formulación, procesamiento, evaluación e interpretación, prospectiva y posible aplicación. Es en pocas palabras de donde salen los productos del arte de pensar.
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